13 de septiembre de 2011
Hans Giebenrath
Y así ocurrió que el muchacho prematuramente adulto terminó por vivir durante su enfermedad una segunda infancia artificial. El carácter que le habían robado los hombres de la escuela cuando era niño volvió con mayor fuerza y pasión, errabundo entre una verdadera selva de recuerdos cuya fuerza y claridad los hacía acaso enfermizos. Volvió a vivirlos con una pasión y un ardor no menores que entonces, y la corriente contenida durante tanto tiempo volvió a fluir con tanta fuerza que amenazó, incluso, con anegarlo todo.
Cuando se poda un árbol brotan en su tronco y sus ramas nuevos retoños. Así ocurre también con un alma enferma en su floración y maleada en su germen que retoña nuevamente y vuelve a la época primaveral del principio, a la niñez irresponsable e inocente, como si pudiera descubrir en ellas nuevas esperanzas y anudar el hilo roto de la vida. Los retoños del tronco de las ramas crecen también con rapidez, pero siempre siguen siendo retoños sin llegar jamás al árbol.
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4 comentarios:
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Que interesante parece ser este blogg, te sigo espero visites el mio tambien y podamos entablar comunicacion. Felicidades!!!
Qué bonito diseño e interesante blog, enhorabuena.
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